
No estás loco. De verdad, hazme caso. No te falta ningún tornillo ni ninguna caja de herramientas en la cabeza. La tienes bien amueblada. Si acaso tienes un poco de corcho como decía mi madre. Simplemente te falta creer en tí y en tu amigo peludo. Qué si, de verdad. No tengas vértigo ni miedo. Lánzate al vacío y toma la decisión. Sube tu aventura a otro nivel.
Tomar la decisión de viajar con perro
No pienses tanto…
La cuestión es salir y atreverse. No hay límite. El límite sólo te lo pones tú, ya que tu compañero siempre te va a seguir y va a confiar en tus decisiones apoyadas en un buen criterio. Claro está, con un mínimo de comodidad y de soporte logístico. Te lo vuelvo repetir, confía en mí. Sé de lo que hablo.
Tirando de sinceridad, te aventuro que si lo compartes con tu círculo más cercano, lo más probable es que te tilden de loco o de descerebrado. Tendrás que acostumbrarte no sólo a lo que opinen de tí y de tus viajes, sino también a las miradas que te van a brindar al pasar por delante de la mayoría de las personas.
En parte, he de decir que en verdad me gustan esas caras de asombro cuando paso con Siroco delante de todas ellas. Es increíble algunas veces cómo las personas se sorprenden a nuestro paso. Por ejemplo, en Escocia, una persona que conducía un camión de reparto de un supermercado, nos paró en medio de la carretera haciendo aspavientos. ¡En medio de la carretera! No se trataba del lugar más seguro para detenerse pero sus ganas por saber cómo viajábamos para así poder implementarlo con su peludo le pudieron. ¡Increíble!
Por esto y más, me encanta viajar y poder estar inmerso en un estado de sorpresa continua. Una vida cargada de estímulos. Y si viajas con un peludo, tu aventura sube a otro nivel ya que las personas se acercan todavía más para conocer tu historia. Es una sensación que no se puede explicar con palabras. Creeme, de verdad.
¿Por qué viajar con peludo?
Que por qué viajar con peludo…
La primera razón es que siempre veo a Siroco feliz y lo pongo de ejemplo de carácter a imitar. Pienso que a veces hay que ser más como él. Siempre está rebosante de alegría y queriendo jugar incluso con el juguete más minúsculo.
Si está en la naturaleza, ni os cuento. Es un auténtico espectáculo verlo correr por ella. Siempre viene y se va o va y viene. Qué más da el orden. Todo el tiempo está intentando cazar alguna cosa aunque he de decir que sin éxito. Corriendo detrás de algún pájaro con la ilusión de alcanzarlo. Repito, sin éxito. O mordisqueando un palo o una piña si rodamos por algún pinar. Verlo feliz me hace feliz. No pide nada a cambio. Todo le parece bien.
¿Por qué viajar con peludo? Es más fácil de lo que uno se cree. Puede acompañarnos de diferentes formas. En una caja al estilo de Hippie o Mira, en un remolque, en el manillar de la bici, en una mochila a la espalda o…corriendo a nuestro par como lo hace Siroco. Si somos capaces de transportar kilos y kilos dentro de nuestras alforjas o bolsas en la bicicleta, ¿por qué no vamos a transportar a nuestros compañeros peludos? Yo no entiendo mi vida sin Siroco. Lo trato a veces mejor que a las personas, lo reconozco. Ello me ha traído algún problema alguna vez. Para mi son una de las mejores compañías que podemos tener en un viaje, nunca nos van a poner problemas. Al contrario.
¿Por qué viajar con peludo? Son fieles guardianes. Van a cuidar de nuestra bicicleta cuando tenemos que entrar en una tienda de alimentación o en cualquier otro sitio que necesitemos. Nos defenderán ante cualquier altercado que tengamos con otras personas o incluso con otros perros o animales. Harán de centinelas por la noche mientras durmamos. Ya sea en nuestra tienda de campaña, haciendo vivac o, en cualquier otro sitio en el que hayamos decidido dormir. Por ejemplo, en el porche de una ermita o en cualquier edificación abandonada. Van a estar siempre alerta. Firmes sin ceder ni un sólo centímetro de nuestro territorio. Eso sí, algunas veces se lo toman tan en serio, que es complicado dormir debido al aletear de una mariposa o al caminar de una pequeña musaraña.
¿Por qué viajar con peludo? Darán calor en tus noches más frías. Te ofrecerán cariño en tus momentos más solitarios y tristes. Todo sin pedir nada a cambio. Sin reprocharte nada. Sin rencores ni peticiones futuras. No ha habido ningún día en el que haya llorado, sin que Siroco no se haya acercado para poner su hocico en mi cuello. No tengo palabras para describir esa sensación. Es algo indescriptible. Todo de manera espontánea, nada planeado. Incluso cuando he estado con las manos tapando mi rostro, se las ha ingeniado para apartar mis brazos y llegar hasta mi cara y cuello. No es fácil transmitir lo que siento por mi pequeño cohete.
¿Por qué viajar con peludo? No juzgarán tus aventuras y te acompañarán con los ojos cerrados. Mientras la mayoría de las personas te darán sermones acerca de tus viajes, nuestros pequeños peludos sólo preguntaran, ¿cuándo dices que salimos? Siroco tiene interiorizado los sonidos que hacen algunas partes de mi bicicleta. Cuando aprieto o suelto las manetas de los cambios, el chirriar de los frenos…al escucharlos levanta las orejas, me mira con el deseo de recibir el comando de “vamos” y comienza a realizar su clásica danza de nerviosismo alegre por salir alrededor de la bicicleta.
¿Por qué viajar con peludo? Para unir tu afición por los viajes en bicicleta con uno de tus grandes amores, tu peludo. Poder viajar a la velocidad del viento con ellos es algo difícil de explicar. Por lo menos en mi caso. Como ya comentaba en anteriores líneas, Siroco y yo nos hemos convertido en un binomio. Él es una extensión de mi. Somos perfectos el uno para el otro y eso es algo muy importante a la hora de viajar en la modalidad del Windpacking. No es fácil de encontrar. Hay que poner todos los sentidos a la hora de pedalear, pues nosotros somos los que velamos por su salud e integridad. Pedalear me hace feliz y, si es con Siroco, se produce la cuadratura del círculo.
¿Y por qué no? Tengo una máxima en mi vida en lo que a acatar decisiones se refiere. Tomar mis propias decisiones. Escuchar, si. Pero siempre tomo la última decisión. Si se deja en manos de los demás, estás sentenciado. No se me ocurre ninguna razón lógica para no poder viajar con Siroco. Dónde voy yo, va él. Es mi familia. Repito, mi familia. No viajo con él por obligación, lo hago porque lo disfruto. No es un bulto que cuando llega el momento de las vacaciones o de viajar ciertas personas no saben que hacer con sus peludos. Mis decisiones las tomo siempre teniendo en cuenta a mi viento. No siento que deba hacerlo de otra manera.
¿Y por qué no?
¡Comienza a viajar a la velocidad del viento!
¿Tienes algún por qué más que quieras compartir? Déjanos tu comentario…